Mucha gente se pregunta porqué cada día Villa de Leyva se convierte en el destino más deseado por el turismo nacional e internacional; para el caso hemos preparado para ustedes un recorrido ideal en la bella Villa para que puedan comprobar la experiencia total que representa visitarla.
Usted viaja al finalizar el último día de la semana. Procura salir a medio día antes de final de tarde para que no lo coja el trancón y si sale el sábado hágalo temprano. Al tomar la estupenda vía de doble calzada hacia el norte por la sabana de Bogotá se dirige al departamento de Boyacá. Primera parada obligatoria, Ventaquemada, donde podrán disfrutar de una gallina criolla, o un buen cuchuco con espinazo, o de pronto unos huesos de marrano, comida de la “tierrita” como dicen. Más adelantico se encuentra con Velmont, un parador donde disfrutará de una oferta amplia de lácteos de todo tipo de excelente calidad, y al lado la fábrica de arepas y de envueltos de mazorca, una delicia. Con sus reservas hechas con anterioridad, en su hospedaje, hostal u hotel preferido, llega y se instala cómodamente. Después de descansar y tomarse un buen café, sale en primer lugar a visitar la Plaza Principal donde se encontrará con muchas personas como usted que contemplan la empedrada y mágica Plaza, con su romántica pila colonial en el centro y rodeada de una impecable y bien conservada arquitectura colonial que lo transportará en el tiempo y el espacio a esas románticas noches de hace 450 años. Naturalmente en primera instancia, los sentidos lo invitan a tomarse una deliciosa cerveza artesanal original que se consiguen en algunas de las licoreras o cervecerías presentes en el marco de la plaza o en sus alrededores, sentados en las piedras de las escalinatas u en alguna terraza o balcón. Una vez conseguido ese estado especial de la noche que llega, viene el tiempo de decidir dónde comer. Pues bien, la lista es larga pues son más de doscientos restaurantes que operan en Villa de Leyva y sus alrededores. Podría ser un restaurante en el marco mismo de la plaza, en los emblemáticos arcos como Arcadia, o en alguna casona con su balcón donde mientras come puede observar la panorámica con los bellos faroles alumbrando. Pero si usted es más inquieto y le gusta explorar, encontrará varios centros comerciales como la Casa Quintero, la Casa Morales, la Guaca, o El Ático, donde la oferta gastronómica es muy variada y de excelente calidad. O si se aventura en las calles empedradas con sus andenes en lajas se topará con lugares super exclusivos como Mercado Municipal en la esquina del Parque Nariño, o la Puerta de san Pedro sobre la calle caliente a la entrada de la zona histórica. Si desea variedad y economía camina por la carrera 10 y obtendrá una oferta gastronómica para todos los gustos. Comida Italiana, griega, mexicana, india, china, e internacional se ofrece en variados lugares, cada uno con su encanto y particularidad. Y ¿tiene invitados extranjeros?, pues hay en La Casona diagonal a la alcaldía subiendo hacia el Duruelo donde la comida autóctona es la especialidad, El Patio también es una buena opción. Ah y si está hospedado o va de visita a la Hostería Duruelo, famosos son sus dos restaurantes uno con comida internacional y otro de comida criolla. En fin, hay que decir que donde comer es lo que abunda en esta Villa. La noche llega y los bares aparecen como una opción casi que necesaria. Y van apareciendo en el marco mismo de la plaza, varios de todos los tenores. Y si el plan es de escalinatas de piedra pues licoreras en todas las esquinas. ¿De pronto bailar? Pues ahí no más por la Calle Caliente a cuadra y media de la alcaldía hacia el parque de Ricaurte por la carrera novena entre calles catorce y quince, a los dos costados del puentecito sobre la quebrada San Agustín, se encontrarán discotecas muy locales y emblemáticas. ¿Se podría pedir más para una gran noche?
Y amanece. Bueno pilas, que les provoca, turismo de aventura, gastronómico por la región, Histórico cultural, paleontológico, arqueológico, caminatas contemplativas, montar en cicla, pozos azules, cascadas, en fin, de todo hay por descubrir contando con una variedad de operadores turísticos que les ofrecerán un portafolio abundante y generoso para pasar un día fenomenal, tomar las fotos más sorprendentes, vivir los momentos más inolvidables de esta corta existencia que hay que aprender a disfrutar, sobre todo cuando para llegar a este paraíso del turismo solo basta decir si, elegir la compañía más adecuada y salir de esa densa urbe bogotana para recargar las pilas y continuar escalando nuestras propias montañas de ilusiones. Villa de Leyva, un paraíso terrenal a solo un paso de Bogotá.
Por Guillermo Torres Mojica